Otro año más de vuelta con energías y muchas ganas e ilusiones renovadas: BIENVENIDOS A TODOS Y A TODAS A ESTE NUEVO CURSO ACADÉMICO 2014-2015.
Desde la Unidad de Atención a estudiantes con discapacidad de la Universidad de Sevilla queremos daros a todos y a todas una calurosa bienvenida a este nuevo curso que comienza. Esperamos que las vacaciones de verano hayan hecho el efecto esperado y que hayáis podido descansar para recargar las pilas y afrontar el reto de un nuevo curso con mucha energía y con la firme creencia de que este será, sin lugar a dudas, un gran año para todos.
Este curso queremos comenzar con un cuento maravilloso. Estamos seguras de que muchos de vosotros lo conoceréis, sin embargo, queremos que lo leáis con tranquilidad, haciendo vuestras cada una de sus palabras... Señoras y señores, os presentamos la historia del "Elefante encadenado".
"Cuando yo era un niño me encantaban los circos y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Después me enteré que a mí, como a otros, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, de su tamaño y de su fuerza descomunal, pero cuando ésta acababa y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, esta estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio era evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: el elefante del circo no escapaba porque había estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé entonces al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. En aquel momento la estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se dormiría agotado y que al día siguiente volvería a probar y también al otro día y al siguiente… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree, pobre, que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad, condicionados por el recuerdo de un “no puedo”. Sin embargo, nuestra única manera de saber si podemos lograrlo, es intentarlo de nuevo poniendo en ese intento todo nuestro corazón… Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.
Vivimos pensando que “no podemos” hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante y grabamos en nuestra memoria ese mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré. Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca. Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos, como hacía el elefante: “No puedo y nunca podré”.
(Jorge Bucay)
Esperamos que todos y todas podáis cumplir los retos que tenéis para este año, los propósitos, las metas y las ilusiones de nuevos proyectos. Estamos convencidas de que, lejos de estacas y cadenas que pudieran haber aparecido en tiempos anteriores, vuestra energía y entusiasmo lograrán hacer desaparecer viejas dificultades y afrontar este nuevo camino que empieza con paso firme y decidido. En ese camino que aún está por asfaltar estaremos con nuestras manos extendidas, siendo a cada paso compañeros de viaje.
"No se puede dar marcha atrás al reloj, pero sí se le puede dar cuerda nuevamente"
¡FELIZ CURSO 2014-2015!
No hay comentarios:
Publicar un comentario